¿Quieres ver cambios espectaculares en tu vida en solo un mes? Aquí tienes un plan explicado paso a paso.
Hay solo tres fases. Incorpora cada 10 días las tareas de cada fase. Cuando acabe el mes celébralo, reflexiona y descansa. Luego continúa con esta rutina o crea otra similar que aún te ayude más. Tú decides.
Fase 1: Para cambiar de vida, cambia tus rituales (10 días)
Renueva tu mentalidad y tu cuerpo
A quien madruga Dios le ayuda
Cada mañana dedícate un tiempo a ti. Nada más levantarte sumérgete en un ritual edificante que incluya algún tipo de ejercicio, por simple que sea. Quien mueve el corazón mueve sus emociones. Por ejemplo, puedes rebotar veinte veces contra el suelo dando pequeños saltos, hacer unas flexiones o salir a correr. Tú eliges.
La finalidad es poner en forma tu mente y tu cuerpo. Sentir que otro día maravilloso se acerca, lleno de posibilidades y con apasionantes retos. Durante el resto del día tendrás que lidiar con distracciones y tu nivel de estrés irá aumentando. Cada mañana desayuna una buena dosis de autoestima. No salgas de casa sin sentirte bien por dentro. Al atenderte y cuidarte tú primero, desarrollarás una mentalidad constructiva y una actitud positiva para afrontar el resto del día.
Eres lo que comes
Cambiar de vida o de inercia cuesta energía. Las cosas siguen su curso a menos que algo las frene o las impulse. Sin trabajo vas directo a una mayor entropía; es decir, que tu vida se irá más y más al garete. Comer bien, en menor cantidad y más a menudo te ayudará a regular tus niveles de glucosa en sangre, a sentirte ligero y con más ganas de vivir y hacer las cosas.
No ignores el impacto de una buena nutrición. Realmente cambiará tu vida. Como en los coches de fórmula uno, la cantidad y la calidad de gasolina que pongas será determinante en tu estrategia de carrera. Come bien y serás mucho más productivo y más feliz.
Haz un poquito de ejercicio
«Mens sana in corpore sano«. Con una pequeña rutina de entre 30 y 45 minutos de ejercicio moderado tendrás enormes beneficios. Simplemente paseando todos los días ese tiempo —mientras escuchas un audiolibro, música o al mundo que te rodea— reducirás tu nivel de estrés y aclararás tu mente. Con una buena salud fortalecerás tu espíritu y pensarás mejor. Recuerda que lo que no usas lo pierdes. Oxigena tu cuerpo, úsalo y tu vitalidad aumentará. Lo que alimentas crece.
Fase 2: Para cambiar de vida, cambia tu entorno (siguientes 10 días)
Pon un poco de orden en tu vida privada
Limpia tu espacio personal
El principio del orden establece que en tu vida haya un sitio para cada cosa y que cada cosa esté en su sitio. Ordenar el caos y poner orden es una condición necesaria para que pueda formarse un patrón de crecimiento. Con disciplina, aprende a tirar periódicamente lo que no necesitas. No acumules basura, material o emocional.
Para ordenar un poco mejor tu espacio y reducir el estrés visual te recomiendo este libro de Marie Kondo. Revolucionará tu manera de ordenar y de actuar.
Organiza tu trabajo y cumple con tus responsabilidades
Los proyectos pendientes y las promesas incumplidas ocupan mucho espacio mental. La deuda que generan consume demasiada atención. Aprende a cerrar esos bucles abiertos de tu mente. Dedica tiempo a tus proyectos atrasados, avanza o elimínalos de tu lista, pero no dejes asuntos pendientes por decidir. Hazlo o no lo hagas, pero acaba con las medias tintas.
Simplifica tu complicada vida social
Focalízate en las relaciones más enriquecedoras y que más te aportan y te importan. Rompe con las te resulten empobrecedoras. Puedes decir adiós suavemente, pero si no queda más remedio, hazlo bruscamente. No ignores la importancia de las relaciones familiares. El precio de la discordia es muy alto.
Encuentra la forma de estar en armonía o, por lo menos, respetar a tus padres y hermanos (y los de tu pareja en caso de tenerla). Una definición de familia es la de unidad mínima de supervivencia. Cuida de tu familia: muchas veces solo podrás recurrir a ellos cuando todos los demás te den la espalda.
Fase 3: Para cambiar de vida, cambia tu futuro (últimos 10 días)
Sueña, fíjate metas y haz planes
Escribe tu plan de acción y luego ponlo en marcha
Descompón tus metas en pasos a dar. El primer paso es el más difícil. Vencer la inercia es clave para mejorar tu productividad.
Sigue este truco: haz que tu primer paso para un cambio de vida sea pequeño, fácil y atractivo. Elige uno que sea simple, claro y que consuma poquísima energía para empezar a ponerte en marcha. Ese paso de hormiga, como señala la filosofía japonesa del Kaizen (mejora progresiva), puede detonar un huracán de resultados. Añade fechas tope a tus metas y pasos intermedios.
Haz una lista con tus más grandes sueños
Se trata de apuntar a las estrellas, de imaginar y de divertirte soñando. Este ejercicio te relajará y te dará las ideas que necesitas para sacar tus proyectos, tu visión y un sentido de propósito.
Dedica un ratito cada día a planificar el día siguiente
No hace falta que lo hagas al detalle. Simplemente aclara qué quieres conseguir mañana. Deja que tu mente y tu inconsciente lo incuben. Irás más tranquilo a la cama y, tras consultarlo con la almohada, te será más fácil y rápido ir directo al grano, ponerte manos a la obra y terminarlo.
Pasado el primer mes, expande tus horizontes
Intenta vivir más creativamente
Por pequeño que sea, el viaje más largo empieza con un primer paso. Haz mini experimentos. Emprende algún cambio, por minúsculo que parezca y mira qué pasa. Si pasado un tiempo no te funciona, ¡prueba otra cosa! Es así de difícil.
Expande tu zona de seguridad
Afronta tus miedos y véncelos estoicamente. La mayoría vive entre la zona de pánico y la de seguridad. Para crecer hay que entrar en la zona de expansión. Un lugar donde se corre el riesgo de aprender, pero resulta emocionante y suficientemente seguro.
Tómate un respiro
Cuando veas brotes verdes en tu vida, celébralos. Así reforzarás el cambio y tu adaptación será más rápida. Después del esfuerzo, recupera, descansa y diviértete. Encuentra tiempo para la reflexión y la gratitud. Aprecia lo bueno que ya hay en tu vida y verás como crece.
Emprende este viaje —que nunca se acaba— y verás qué pronto cambias de vida y ganas fluenting. Sentirás que avanzas en todo lo que quieres y que sobrepasas tus expectativas. Empezarás a sentir una mayor armonía y control sobre tu vida. Verás la luz al final del túnel y el trabajo te será cada vez más fácil y placentero.
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Diego Dalvera
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